Los hombres ricos también llevaban prendas ostentosas, como abrigos de piel, anillos de jadeíta o gorros con forma de medio melón, bordados con hilos de colores y decorados con perlas y coral, rematados con cordones de seda roja con borlas. También solían usar adornos como fíbulas, diademas, brazaletes, pendientes, collares y anillos. Después de los éxitos obtenidos, el equipo comenzó a renovarse poco a poco. El equipo ya no era de los dueños, ahora de los empleados.