El equipo se hunde progresivamente en la Liga, y uno de los capitanes apartados, David Albelda, denuncia al club ante la justicia por entender que no se le permitía desempeñar su trabajo y reclamó una indemnización de 60 millones de euros, la cláusula de rescisión de su contrato. Cada club recibió aproximadamente 1,7 millones de euros por partido jugado de la fase de grupos.